jueves, 4 de marzo de 2010

Pieles

Entro. Evito buscarlo. Doy dos pasos y sin querer lo tengo delante mío. Me doy un cuarto de vuelta y cambio mi dirección. Sigo caminando. Una fuerza sobrenatural hace que me vaya girando cada cinco segundos. Me distraigo pidiendo mi martini limón. Cojo el baso. Media vuelta. ¡Mierda! Le doy dos besos. Por compromiso le pregunto como está. Me responde. No me entero de lo dice. Quiero irme. Digo una excusa. Me voy. Bailo con mis amigas. Está hablando con mi mejor amigo. Lleva las bambas que compramos juntos. Esa camiseta es nueva. ¡Joder! Estoy a un metro de él. Bromeo con él. Hago ver que es mi amigo. Es tarde. Nos echan del local. Digo que me voy a casa. Mi intención es que me acompañe. Mi cabeza va a estallar. Quedan dos pasos para que lleguemos a mi portal. Nos sentamos en mi portal. Hablamos. Se levanta para irse. Nos despedimos. Entonces empezamos a besarnos, dios le he echado tanto de menos, él sonríe y me encanta que lo haga, me encanta rozar sus labios con los míos y después que sonría y también sonreir yo. Noto algo extraño en la piel, se me eriza, siento sus besos por mi cuello y después noto mis labios en el suyo. Su mano se desliza por mi espalda, respiro hondo, la otra mano me acaricia la cara. Me apreta entre sus brazos y su pecho, entonces le abrazo fuerte, muy fuerte, no quiero que se vuelva a escapar. Mi camiseta se desliza por mi torso, sus manos se vuelven locas, se pierden por mi cuerpo desnudo y mi boca se pierde en sus labios. Respiro hondo. Ha vuelto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario